EJERCICIO UNO: La atención se centra en las llamadas 'pistoleras'. Recuéstese boca arriba y sostenga las piernas abiertas y flexionadas en un ángulo de sesenta grados. Junte las rodillas y apriete un muslo contra otro. Contraiga los glúteos, relaje el cuello, tórax y abdomen. Pegue la cintura al suelo y eleve el glúteo unos cinco centímetros. Coloque las manos en los huesos de las caderas (la pelvis). Desde ahí eleve el glúteo unos cinco centímetros más, sin que se despegue la espalda del suelo, al tiempo que hace fuerza hacia abajo con las manos. Realice unos 30 movimientos en tres minutos; esta rapidez en el muslo consigue una tensión constante, un movimiento poco perceptible, ya que la elevación del glúteo es anulada por la resistencia que ejercen las manos. Es importante que mantenga rodillas y muslos pegados uno contra el otro y la espalda impulsada hacia abajo.
EJERCICIO DOS: Para conseguir reducir esas cartucheras y la parte interna de los muslos, colóquese con la espalda recta y mantenga sus glúteos y sus abdominales contraídos. Una vez ahí, doble las piernas con los pies y las rodillas alineadas. Repita varias veces.
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